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Con la nieve en las rodillas: así fue la labor de los servicios municipales tras el paso de ‘filomena’ por rivas

Con la nieve en las rodillas: así fue la labor de los servicios municipales tras el paso de ‘filomena’ por rivas

Con la nieve en las rodillas: así fue la labor de los servicios municipales tras el paso de ‘filomena’ por rivas

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El trabajo desarrollado por todos los servicios municipales del Ayuntamiento de Rivas y por el equipo humano de la empresa pública de servicios Rivamadrid, responsable entre otras muchas tareas de la limpieza viaria, la recogida de residuos y la jardinería de los espacios públicos del municipio, tiene una gran cuota de responsabilidad en el hecho de que diez días después de la gran nevada que cubrió Rivas de blanco el fin de semana posterior al día de Reyes ya estuvieran libres de nieve todas las calles de la ciudad. Muchos ripenses siguieron en directo el mapa interactivo de las calles del municipio en el que se mostraban los avances realizados por los servicios municipales en materia de limpieza y movilidad, pero pocos conocen los detalles de tan ardua tarea.

Las primeras horas

El viernes por día 8 de enero por la tarde, la nevada que en ese momento caía sobre Rivas ya hacía evidente que hasta la peor de las previsiones meteorológicas de los días previos se iba a quedar muy corta. «La Policía Local tenía preparado un operativo en función de una previsión que luego se vio completamente desbordada por los 50 centímetros que cayeron en algunos puntos del municipio», explica Leonardo Lafuente, jefe de Policía de Rivas. “Se pidió a los agentes del turno de tarde que doblaran, y de esa forma dispusimos de un operativo humano mayor a medida que los compañeros del turno de noche pudieron incorporarse en condiciones de extrema dificultad”, relata.

El subinspector Joaquín Benito fue uno de los muchos agentes que trabajaron todos los días de la emergencia climática, y reconoce que en las horas iniciales la primera gran dificultad fue la movilidad. «Solo podíamos circular con los todoterrenos —la Policía de Rivas cuenta con dos en la actualidad— porque los vehículos bajos se quedaban atrapados incluso con cadenas», explica. Pese a ello, la Policía Local intentó cubrir las muchísimas emergencias que tuvieron lugar en el municipio. «Abrimos cinco líneas de teléfono para atender a la ciudadanía durante la nevada y los días posteriores y había momentos en los que se colapsaban, cuando con dos o tres líneas cubrimos el servicio habitualmente sin saturación «expone Benito.

Entre las prioridades iniciales de la Policía Local estuvo el rescate de las personas atrapadas en sus vehículos. Lafuente relata que a las 9 de la noche del viernes día 8 de enero todo estaba impracticable, incluidos los accesos a la ciudad por la carretera de Valencia, que encima tienen el agravante de discurrir en cuesta, por lo que los coches se quedaban atrapados en ellos. Por este motivo, la prioridad absoluta en aquellas horas fue el rescate de personas atrapadas en sus vehículos, sobre todo en los tres accesos desde la A-3. “En colaboración con Protección Civil rescatamos a familias enteras, algunas con personas mayores y niños entre ellas. Dejábamos los coches de forma que molestaran lo menos posible para el paso de las quitanieves y les acercábamos a sus viviendas. Nuestra prioridad era clara: que esas familias pasaran la noche en sus casas”, cuenta.

Lafuente no solo asumió las responsabilidades propias de su cargo en una situación así, sino que también aseguró suministros de primera necesidad para su plantilla ante las largas jornadas de trabajo que se avecinaban. «Nos fuimos al supermercado de la gasolinera situada en la avenida Aurelio Martínez que abre 24 horas y compramos de todo para poder hacer una gran cena para los que se quedaban y los que se incorporaban«, recuerda.

En ese momento todavía no sabían que muchos de los agentes, incluido el propio Lafuente, tendrían que pasar varias noches en el hotel AB. “No había quien saliera de allí y además eran horas de un trabajo muy intenso, así que hablamos con el Ayuntamiento para coordinarlo, y finalmente pudimos aprovechar que el hotel estaba bloqueado por la situación en la Cañada para alojarnos tanto agentes de la Policía Local no residentes en Rivas como de la Guardia Civil”. Finalmente, Lafuente estuvo cuatro noches hospedado en dicho hotel, sin regresar a su vivienda.

Muy difíciles fueron también las primeras horas para el equipo de Mantenimiento del Ayuntamiento de Rivas, porque la nieve que caía incesante frustraba una y otra vez el trabajo que iban realizando con las máquinas quitanieves. «No dábamos abasto, porque empezabas a limpiar una vía principal y sin haber llegado al final de la misma todo lo anterior estaba otra vez cubierto de blanco«, cuenta Javier, uno de los encargados que estuvieron al pie del cañón durante la nevada. «Solo sentías desesperación e impotencia», recuerda.

En la misma línea se expresa Adolfo, albañil del área de Mantenimiento del consistorio ripense, que también vivió en primera persona la nevada: «Por mucho que hiciéramos, no podíamos con todo, porque hasta con nuestras máquinas costaba avanzar», cuenta. Uno de los problemas añadidos para la limpieza de las calles eran los vehículos que se quedaban atrapados en la carretera delante de las máquinas. «Cuando eso ocurre, tienes que bajarte y entre tres o cuatro personas retirar el vehículo para que no obstaculice el paso, así que puedes imaginar el retraso de tiempo y el esfuerzo que supone en medio de una nevada como la que cayó», explica Javier.

Durante aquel fin de semana posterior a Reyes, todo el equipo de Mantenimiento disponible trabajó a destajo alternando tareas y acudiendo a los avisos prioritarios de la Policía Local y Protección Civil, coordinados por el propio Javier: «Fueron horas muy duras, porque llegamos a hacer turnos de más de 24 horas sin dejar de trabajar«, indica.

Tanto Javier como Adolfo recuerdan desde las distancias los pequeños ratos de descanso que se tomaban en la nave para protegerse del frío y recuperar fuerzas antes de volver a salir a la calle. «Te tomabas un café, recuperabas algo de temperatura y otra vez», dice Javier. «Es que ni queriendo podías irte a casa, así que hacíamos esas pequeñas pausas y otra vez a trabajar», añade Adolfo, al que no se le quita de la cabeza la imagen «dantesca» de personas andando por la carretera de Valencia que habían tenido que dejar sus vehículos abandonados para poder escapar de la nevada.

Cuando los copos dejaron de caer, lo peor estaba por venir: la nieve se convirtió en hielo pocas horas después.

El manto blanco del amanecer

«Con la nieve hasta las rodillas, como caminando a través de un desierto, pero de nieve en vez de arena». Así llegó Gustavo López a la sede de Rivamadrid la mañana del sábado 9 de enero, todavía en plena nevada. López, uno de los encargados del equipo del fin de semana de Residuos y Limpieza de la empresa pública, fue el primero en conseguirlo. En su caso, residente fuera del municipio, llegó en metro a la estación de Rivas Futura, pero un gran número de empleados residentes en Rivas hizo el recorrido a pie desde sus respectivos hogares.

Marta Fernández, miembro del equipo de Residuos y Limpieza del fin de semana, fue una de ellas. “Resido en Covibar, así que aquel día anduve a través de la nieve unos 50 minutos para llegar a mi puesto de trabajo —la sede central de RIvamadrid está situada en la calle Mariano Fortuny, en la parte del polígono industrial más alejada de Covibar—, y al llegar me tuve que volver a casa y esperar ‘de guardia’ porque todavía era imposible circular con los vehículos, y eso que los habíamos dejado preparados con cadenas de forma preventiva”, recuerda.

En aquellas primeras horas, tan solo pudieron circular una retroexcavadora y un tractor de la compañía por las calles de Rivas. Este último lo condujo Gustavo López, que tiene grabada a fuego aquella salida inicial de reconocimiento: “Lo primero que hice fue ponerme en contacto con la directora de operaciones y la Policía Local para coordinarnos, y enseguida coger el tractor, ir a por otro compañero encargado del equipo del fin de semana que venía andando desde Covibar y ponernos a trabajar”, recuerda.

La directora Operaciones de Residuos y Limpieza a la que cita Gustavo es Isabel Marrón, que explica en qué consistió su trabajo, en coordinación con Érica Valiente, directora de Jardinería, desde el amanecer del sábado 9 de enero: “El objetivo fue movilizar el mayor despliegue de efectivos en coordinación con el departamento de recursos humanos: organizamos las recogidas del personal que pudo llegar en metro y reunimos a todas las personas que pudimos, porque había gente que no podía ni salir de casa [ella misma tuvo que trabajar desde su vivienda por este motivo], y al mismo tiempo organizamos el servicio priorizando la limpieza del acceso al metro, porque era lo único que funcionaba en ese momento“, relata.

Sin embargo, en aquellas primeras horas, cuenta Gustavo López, la tarea llegó a ser desesperante por la impotencia de ver como todo lo que limpiaban se cubría enseguida de nieve otra vez, incluso los accesos a la sede de Rivamadrid. López recupera una anécdota que da muestras de la magnitud de la nevada: “Hasta se quedó atrapada una máquina quitanieves en una de las salidas de la autovía. Tuvimos que liberarla con una retroexcavadora y un tractor —conducido por él— y el equipo de Mantenimiento, que también ha hecho un trabajo impagable en coordinación con nosotros”.

Gracias al trabajo coordinado por Isabel Marrón y Érica Valiente, la directora de Jardinería, y a la colaboración del resto de agentes municipales desplegados sobre el terreno, algunos vehículos pudieron circular, y eso permitió que se sumaran más efectivos de Rivamadrid al trabajo a lo largo de la mañana del sábado 9 de enero. Marta Fernández, que había esperado en su casa con el uniforme puesto de vuelta tras la caminata por la soledad de las calles de Rivas cubiertas de nieve, pudo incorporarse al servicio tras ser recogida en su vivienda por una patrulla de la Policía Local. “Muchos de los compañeros que llegaban en metro se quedaban directamente en esa zona trabajando, porque limpiar sus accesos era una prioridad absoluta en ese primer momento”, cuenta la propia Marta.

Precisamente la recogida a domicilio de personal de primera necesidad fue una de las labores que la mañana del sábado 9 de enero tuvo que llevar a cabo la Policía Local.

“La movilidad seguía siendo tan complicada porque no paraba de nevar que el primer servicio que hacíamos era recoger a los agentes residentes en Rivas para que pudieran incorporarse a su turno”, relata el subinspector Joaquín Benito, que se refiere con impotencia a la dificultad para poder llegar a todos los avisos que iban sucediendo a lo largo del municipio, muchos de ellos de índole sanitaria. “Atendimos emergencias sanitarias a domicilio, entre ellas una mujer embarazada a la que acercarnos nosotros mismos al Hospital del Sureste, y a personas que tenían que acudir a centros médicos de urgencia”.

Poco a poco, pala en mano, el trabajo empezó a dar sus frutos antes incluso de que dejara de nevar, algo que no hubiera sido posible sin la reacción de todo el personal de Rivamadrid, que acudió en masa en un momento muy delicado. “El compromiso de la plantilla al completo ha sido ejemplar, porque han respondido en condiciones muy duras para trabajar, con turnos de 9 horas mientras la nieve les cubría hasta las rodillas pala en mano, haciendo malabares primero para llegar a su puesto de trabajo y luego un esfuerzo físico salvaje; estamos muy agradecidos”, explica Isabel Marrón a Diario de Rivas.

Este espíritu de equipo es exactamente lo que los trabajadores de fin de semana de Rivamadrid sintieron también a lo largo de las horas más complicadas. “Me abruma recordar cómo llegaron compañeros que se habían ofrecido de forma voluntaria, algunos de los cuales del turno de tarde del viernes y el sábado por la mañana estaban pala en mano con nosotros”, expone Marta Fernández. “Hemos arrimado el hombro todos porque la ocasión lo requería“, añade Gustavo López. “Son gente generosa y comprometida, les felicito por ello de compañera a compañera y tienen toda mi admiración”, sentencia Marta al referirse a sus colegas de trabajo.

Personal de rivamadrid recogiendo nieve
Personal de Rivamadrid retirando nieve
de las calles de Rivas (foto: Rivamadrid).

El sábado por la tarde se despliega el operativo

Con el final de la nevada, hacia las 5 de la tarde del sábado, el operativo de emergencia de Rivamadrid pudo ponerse en marcha a pleno rendimiento por fin, y los resultados no se hicieron esperar. “Por la tarde el sábado pudimos limpiar muchas de las vías principales”, recuerda Gustavo López, que también trabajó entre semana los días posteriores pese a no ser parte de su jornada habitual.

Esto, para facilitar la movilidad de los servicios de emergencia y los accesos a los centros de salud, y liberar los accesos a los servicios esenciales como las farmacias y las sedes de los servicios municipales —Policía Local, mantenimiento, etcétera—, tal y como se había hecho con el metro antes, fueron las prioridades esenciales del equipo de Rivamadrid a lo largo de todo el domingo 10 de enero, el inmediatamente posterior a la gran nevada.

Ese día, uno de los trabajadores voluntarios de Rivamadrid que se sumó al trabajo de limpieza de la ciudad fue Raúl Roa, personal del equipo de Jardinería de la empresa municipal de servicios. “Ha habido mucha voluntad por parte de los compañeros; en el caso de la mayoría de los jardineros nos dedicamos a liberar pasos de sitios esenciales en los que había tanto nieve como árboles caídos imposibilitando el paso, escaleras y zonas similares de tránsito donde había mucho riesgo de caídas, farmacias, y centros médicos”. Una labor muy diferente de sus tareas habituales. “Estuvimos al menos tres días más después del domingo pala en mano sin hacer apenas labores propias de jardinería, porque la prioridad era quitar la nieve, primero, y después el hielo”.

Junto a estas labores generales, el personal de Rivamadrid también se encargó de dar servicio a situaciones especiales, como la que ha almacenado en su memoria para siempre Gustavo López: “No me olvidaré jamás de un señor invidente que se puso en contacto con la Policía porque no podía salir de casa y fuimos a liberar el acceso a su vivienda y echar sal para que pudiera salir”.

El hielo y la limpieza de todas las calles en diez días

El hielo se convirtió en el siguiente gran escollo del equipo de Rivamadrid, tanto en la calle como en la oficina. “Recordaré siempre la sensación de no llegar a todo de tanto trabajo que había por hacer, porque despejábamos una nueva calle y se congelaba por la noche del frío que hizo esas noches posteriores a la nevada, lo que nos obligaba a retroceder sobre nuestros pasos como los cangrejos”, se lamenta Isabel Marrón.

Adolfo y Javier, como todo el equipo de Mantenimiento que trabajó el fin de semana de la nevada, ya llevaban un turno de más de 24 horas encima, y por culpa del hielo y de las incidencias ocasionadas por Filomena, le sucedieron otros de 16 horas. “Las heladas remataron la situación; se juntó todo”, se lamenta Javier, que describe como “durísimas y larguísimas” las noches posteriores a la nevada. Prueba de las condiciones en las que trabajaron es la anécdota que tiene grabada en su memoria Adolfo: “El termómetro de uno de los vehículos de mantenimiento llegó a medir 16 grados bajo cero una madrugada, y nosotros estábamos entonces currando pala en mano en la calle”.

Cuenta la directora Operaciones de Residuos y Limpieza de Rivamadrid que llegó a construir “un plano del tamaño de una sábana de una cama de matrimonio hecho con cuadrículas del municipio al completo, como un puzzle, que tenía en mi despacho, e iba a todos los sitios con él para controlar hasta la última calle que íbamos limpiando”. Además, destaca el trabajo codo con codo realizado con todos los agentes municipales involucrados, y hace hincapié en la Concejalía de Mantenimiento, fundamental también en que se pudieran limpiar los 200 kilómetros de calles de la ciudad en diez días. “Lo conseguimos, y teniendo en cuenta la distribución tan especial de Rivas y las circunstancias posteriores a la nevada, creo sinceramente que ha sido un gran éxito”, concluye Marrón.

Isabel Marrón supervisa la limpieza de calles después de la nevada en un mapa hecho por ella (foto: Diario de Rivas).
Isabel Marrón supervisa la limpieza de calles después
de la nevada en un mapa hecho por ella (foto: Diario de Rivas).

La colaboración ciudadana, clave

La satisfacción por el trabajo realizado de Isabel Marrón es una sensación compartida con el personal de campo de la empresa pública. “Parece algo contradictorio, pero pese a la paliza que ha supuesto la experiencia para todos, en ocasiones así te vas especialmente satisfecha a casa por el trabajo realizado”, se sincera Marta Fernández, del equipo de Residuos y Limpieza, que no se olvida del granito de arena que puso la ciudadanía ripense para alcanzar dicha meta. “A las 3 horas de estar paleando, dos chicos llegaron voluntarios que se habían organizado por redes sociales, y directamente nos pidieron material para trabajar con nosotros”, destaca la empleada de Rivamadrid.

En la misma línea se expresa Raúl Roa, del equipo de Jardinería, que agradece a los vecinos sus muestras de reconocimiento para con su trabajo mientras estaban picando hielo, y también los gestos de solidaridad recibidos durante la emergencia por parte de los ciudadanos de Rivas. “Recuerdo incluso estar picando hielo debajo de una casa y salir un vecino a darnos ánimos, las gracias por el trabajo que estábamos haciendo e incluso ofrecernos un café o cualquier otra cosa que necesitáramos”, cuenta.

La colaboración ciudadana la sintió también muy de cerca la Policía Local de Rivas, como reconoce, agradecido, Leonardo Lafuente, jefe de Policía de Rivas: “Además de Pepe, el vecino que ayudó con su tractorun grupo de vecinos se pusieron a nuestra completa disposición con sus todoterrenos muy equipados para condiciones extremas como las que vivimos y fue clave su ayuda en múltiples sentidos”, destaca Lafuente.

El máximo responsable de la Policía Local enumera algunas de las muchas tareas que la Policía encomendó a estos vecinos solidarios: “Ayudaron en el rescate de vehículos, en ir a buscar a Madrid material que tuvimos que comprar como cadenas para los coches ante el desgastes que sufrían las que llevábamos puestas al inicio de la nevada, al transportar a los conductores de excavadores, al evacuar a gente de su vivienda que necesitaba salir y no podía por cuestiones de primera necesidad y también al llevar, por ejemplo, a médicos hasta la estación para que pudieran acudir a sus puestos de trabajo esenciales”.

El subinspector Joaquín Benito coordinó muchas de las actuaciones de los vecinos que pusieron sus todoterrenos a disposición de la Policía Local, y confiesa una anécdota que ejemplifica el impacto del trabajo de estos ciudadanos: “Llegaron a viajar hasta Ciudad Real y Toledo para poder recoger a maquinistas y traerlos al municipio para que pudieran incorporarse al trabajo porque su labor era esencial”. En todos los desplazamientos les acompañó un agente de la Policía Local.

Y si decisiva fue la colaboración ciudadana, no lo fue menos la de Protección Civil, en cuya valiosa labor hace hincapié Leonardo Lafuente: “Prepararon un gran servicio con varias unidades y dejaron a sus familias, a sus trabajos y para desarrollar una labor de extraordinario valor durante toda la emergencia provocada por la nevada”.

En el camino para recuperar por completo la normalidad

Como pueden constatar muchísimos vecinos de Rivas que las sufrieron en sus viviendas, las averías de agua en la vía pública se convirtieron en uno de los problemas más graves con los que tuvo que lidiar el equipo de Mantenimiento del consistorio ripense en los días posteriores a la nevada, cuando la limpieza de calles ya iba por buen camino, con la llegada de las grandes heladas.
“Sufrimos otro pico de trabajo muy intenso en los días posteriores por las muchísimas roturas de tuberías que hubo en la ciudad”, cuenta Adolfo, uno de los miembros del equipo de Mantenimiento, que tuvo que hacer frente a una situación de emergencia que alargó durante dos semanas. “Fue una situación excepcional y había que hacerlo, no quedaba otra, así que estuvimos 14 días trabajando sin parar desde las 5 de la mañana del día que empezó a nevar”, recuerda.

Afortunadamente, los problemas graves de la red de agua del municipio han quedado atrás y Mantenimiento va recuperando su rutina de trabajo habitual, pero no se puede hablar en pasado de las consecuencias de Filomena, ya que la nevada ha causado, entre otros problemas, un severo daño en el patrimonio medioambiental de Rivas. “El daño es incuantificable todavía, parece que ha sido un mal sueño, pero en jardinería nos queda lo peor por delante”, reconoce Gorka del Barrio, oficial del equipo de Jardinería de Rivamadrid, que durante el fin de semana de la nevada estuvo trabajando con el AMPA del colegio Rafael Alberti para quitar la nieve caída sobre este centro escolar.

Del Barrio habla de “devastación” al intentar describir cómo se encuentran los árboles, plantas y arbustos que pueblan las avenidas, los parques y los espacios naturales del municipio. “Yo no había visto nunca pinos partidos por la mitad del fuste por el peso”, recuerda con asombro pese al paso de los días. “Es un momento muy duro para los jardineros de Rivamadrid, porque nos gusta nuestro trabajo y es triste ver cómo han sufrido los árboles y plantas que cuidamos a diario”, añade Raúl Roa, del equipo de jardinería.

Un jardinero de Rivamadrid retira ramas caídas por la nevada (foto: Rivamadrid).
Un jardinero de Rivamadrid retira ramas caídas
por la nevada (foto: Rivamadrid).

Pero no es el único ámbito el de la jardinería en el que tiene una intensa labor por delante todavía el personal técnico que conforma Rivamadrid a consecuencia de la nevada, tal y como apunta Marrón: “El arbolado ha sufrido mucho, pero también tenemos trabajo extra en cuestiones como la limpieza viaria, porque la nieve acumula mucha suciedad en forma de arena, ramas, y todo tipo de residuos”, explica.

Dado que el trabajo hasta recuperar la normalidad no ha concluido, el equipo humano de Rivamadrid no tiene apenas tiempo para pensar en la labor desempeñada durante la nevada y los días posteriores a la misma. Pero su labor, al igual que la del personal de Mantenimiento, Policía Local, Protección Civil, Atención a la Ciudadanía y Registro, personal de Servicios Sociales, personal operario de Deportes, AMPAS, Rivanimal, casas de acogida de animales de Los Cantiles, empresas que han cedido recursos para ayudar en lo posible o grupos de voluntariado, quedará en la memoria colectiva de la ciudad.

C/ Mariano Fortuny, 2

28522 Rivas Vaciamadrid

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