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Un ejemplo desde Helsinki

Cuando los objetos vuelven a contar

Un ejemplo desde Helsinki

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En la capital de Finlandia, Helsinki, existe un lugar donde los objetos encuentran su segunda oportunidad antes de convertirse en residuos. Se llama Kierrätyskeskus, que literalmente significa Centro de Reciclaje, aunque su labor va mucho más allá: reparan, reacondicionan y revenden todo tipo de objetos domésticos —desde electrodomésticos y aparatos electrónicos hasta muebles, juguetes y ropa— para darles una nueva vida útil.

Relojes

El proyecto nació a principios de los años 90 con una idea sencilla: reducir el desperdicio y fomentar un consumo más responsable. Hoy, Kierrätyskeskus se ha convertido en una red de tiendas y talleres de reparación repartidos por toda el área metropolitana de Helsinki. En ellas trabajan tanto profesionales como personas en formación o en programas de inserción laboral, lo que convierte la iniciativa en un ejemplo de economía circular con impacto social.

Allí, una plancha averiada no se tira: se repara y vuelve a venderse a un precio simbólico. Una lámpara rota se transforma en un objeto de diseño. Un ordenador antiguo se actualiza para que otra persona pueda usarlo. Y lo más bonito es que cada objeto lleva una etiqueta con su historia: cuánto CO₂ se evitó al reutilizarlo y cuánta materia prima se ahorró. Esa transparencia ha conseguido que la ciudadanía finlandesa sienta orgullo al comprar de segunda mano, y que la reutilización sea vista no como una alternativa, sino como una elección responsable y moderna.

Muebles

Además de los talleres y tiendas, Kierrätyskeskus ofrece formación gratuita sobre reparación y consumo sostenible: cómo mantener tus aparatos eléctricos, cómo evitar averías comunes o cómo elegir productos duraderos. Incluso han creado un programa educativo para escuelas, donde los más jóvenes aprenden a reparar pequeños electrodomésticos y reflexionan sobre el valor de los materiales y el impacto de sus decisiones de consumo.

Gracias a este modelo, solo en 2023 el sistema logró reutilizar más de 5.000 toneladas de productos que, de otro modo, habrían acabado en un vertedero o incineradora.

La moraleja es sencilla y poderosa: cuando una comunidad decide cuidar lo que tiene, el desperdicio se convierte en oportunidad. Helsinki nos enseña que la reparación y la reutilización no son solo prácticas ambientales, sino también sociales y culturales. Nos recuerdan que al reparar un objeto también estamos reparando una relación: la que tenemos con nuestro entorno y con los recursos que compartimos.

Nave

Y quizás esa sea la gran enseñanza: que cada tostadora, reloj o lámpara que recuperamos aquí en Rivas, cada electrodoméstico que reparamos o donamos, también forma parte de una historia que empieza con un pequeño gesto y termina en un planeta más habitable.

Y a ti, ¿qué ideas se te ocurren para hacer algo así en Rivas? Cuéntanoslo en buzon@rivamadrid.es

C/ Mariano Fortuny, 2

28522 Rivas Vaciamadrid

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